viernes, 2 de octubre de 2009

LA LEY DE SERVICIOS DE COMUNICACIÓN


No creo en el periodismo independiente: los trabajadores de la información son empleados de empresas que tienen intereses que nos exceden. Sí creo en la honestidad intelectual, en la opción de negarse a estampar la firma o decir cosas con las que uno no está de acuerdo, en la obligación de nunca autocensurarse y sobre todo, en la obligación de elegir ejercer el oficio en medios con los que tengan cierta afinidad ideológica para poder dormir por las noches sin grandes problemas con la almohada. Por estos días, los grandes medios están haciendo algo que no debe hacerse: hablar mucho de sí mismos. Cada vez que escucho a través del recurso de la publicidad institucional una grosera bajada de línea en boca de sus periodistas estrellas, las empresas periodísticas se llenan la boca con la fórmula libertad de expresión o periodismo independiente y atemorizan al que está mirando o escuchando el producto con amenazas del tipo “este programa puede desaparecer si avanza la ley de control de los medios” me lleno de rabia. Porque se perfectamente que quienes rechazan el proyecto de Servicios de Comunicación Audiovisual (¡no se llama “ley K de medios”, brutos tendenciosos!) sólo están defendiendo su bolsillo. Lo peor del asunto es que no tienen la valentía de decirlo y que cuando tratan el tema lo único que pretenden es convencer a los lectores, televidentes u oyentes de que algo muy malo puede ocurrirles si la ley se aprueba. Estamos asistiendo a un burdo intento de manipulación. Muy, muy antiperiodístico. Se supone que los medios son instrumentos, herramientas, vías de comunicación que intentan reflejar el mundo desde distintas perspectivas. Bajo ningún punto de vista deberían ser usados para defender su existencia como empresas. Si para algo ha servido este debate, es para saber quién es quién en el universo de la comunicación. Y que de lo que se discute es sobre dinero.
Los grandes medios están mintiendo de una forma insultante, y estaría bueno que todos consigamos una versión objetiva y fácil de comprender sobre el proyecto de la nueva ley de Servicios de Comunicación. Fácilmente nos daríamos cuenta de que Volver y TN no van a desaparecer.

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