lunes, 9 de noviembre de 2009

MIGUEL ABUELO ET NADA






Para la mayoría de los que conocen a Miguel Abuelo por sus clásicos de los 80 junto a los Abuelos de la Nada como “Lunes por la madrugada” o “Himno de mi corazón”, es desconocido el hecho de que aquella banda existió a fines de los 60 e incluía en su formación a Pappo. Claro, se trataba de una banda más cercana al rock duro que al pop que tan famosa la haría…
Para 1973 el siempre inquieto Miguel Abuelo decidió viajar a Europa para alejarse de la música. Fiestas, orgías, viajes lisérgicos con todo tipo de drogas, fueron moneda corriente en la vida de Miguel. En Europa se reencuentra con Crisha Bogdan, quien se convierte en su esposa y en la madre de su único hijo, Gato Azul Peralta. En Francia, Miguel se contacta por medio de amistades con Moshe Naim, productor, y Daniel Sbarra, guitarrista, junto con quienes decide finalmente realizar un disco (Naim insistía a Miguel con que él era la encarnación del rock). Para hacerlo forma una banda llamada Hijos de Nada, la cual no dura debido nuevamente a su irresponsabilidad al faltar a los ensayos, a las sesiones de grabación y producción, etc.
Con cansada ironía, el disco se llamaría Miguel Abuelo Et Nada, en referencia a la banda disuelta antes de la edición de una placa impregnada de la genialidad de aquel muchacho con voz de querubín que terminaría su estadía en Europa varias veces preso.
Abuelo compone las canciones y las interpreta de manera que cuesta reconocerlo: los siete temas ofrecen un abanico de humores, atmósferas ritmos y estilos diferentes. Todo dominado por gran energía y vitalidad imparable en sus 40 minutos. Asombra el agregado de un violoncelo para acompañar furiosamente a la guitarra en riffs pesados. La voz de Miguel sube al quinto cielo en falsetos casi imposibles, mientras las canciones desenvuelven arreglos barrocos, acústicos, eléctricos, cambios de ritmos inesperados, todo una sorpresa tras otra. Las primeras palabras que Miguel canta en todo el disco son: “Porque somos instantes en el mundo…”, y esta sencilla frase nos prepara para lo que nos contará este, uno de los pocos poetas verdaderos del rock local.
En la placa convive la dulzura campestre de El Día largo por Vivir con la violenta dureza de Señor Carnicero. Y no se puede evitar decir cuánto a Jethro Tull suenan todas estas canciones…
Mi personal favorito: El muelle. Un clavicordio y la voz aletargada de Miguel nos posan en el atardecer de los barcos anclados y los marineros que se han retirado a descansar. La belleza se transforma en inquietud, fuerza y dolor hacia el medio y desenlace de la canción, protagonizada por un chiquitísimo Gato Azul que grita desaforadamente con extraños sonidos de fondo.
El disco se editaría recién en 1975 por el sello Moshé Naim en Francia y Bélgica, jamás en Argentina ni en la era del cd. Existe en cd una edición francesa para los fanáticos y curiosos que quieran escuchar un disco votado recientemente entre los mejores 50 del rock argentino. Encontrar un original en Lp es virtualmente imposible.

Link de descarga: http://www.megaupload.com/?d=8KS7OL2C


Tirando piedras al río
El largo día de vivir
Estoy aquí parado, sentado y acostado
El muelle
Señor carnicero
Recala sabido forastero
Octavo Sendero

Voz y guitarra rítmica: Miguel Abuelo
Guitarra eléctrica y coros: Daniel Sbarra
Batería: Daniel Rodríguez
Violoncelo: Carlos Beynis
Bajo: Pinfo Garrigo
Quenas: Juan Dalero


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